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Danza Infinita

Todos los cuerpos pueden danzar. Cuando comenzamos a bailar y tomamos una clase, lo que sucede es que nos enfrentamos directamente con el infinito, eso que estamos por comenzar a hacer no se termina nunca,

podemos retirarnos y no volver más, pero eso que está ahí no está ni estará terminado, incluso aunque siga con la actividad toda la vida. Nunca se es acabado en ninguna materia, pero en el arte esta particularidad es abismal. Bailar es trascendernos, es explorar un espacio inacabado y dejar que ese espacio nos explore a nosotrxs. Es errar, corregir, hartarse, repetir, desaprender. Es fluir, estar, permanecer, cambiar, continuar, detenerse y seguir. No tiene relación con la edad, o el estar capacitado o el haber nacido para esto o cualesquiera que sean los motivos que a unx lo frenen para comenzar. Tiene que ver con una llamado interno, una pulsión que nos lleva a comenzar a ... . Es sumamente difícil dejar los prejuicios ya internalizados de lado, aquellos que dictan por dentro que: quiero hacer esto, pero no puedo por estas razones. “Aquello ” que nos llama nos espera sin juicios. Animarse viene justamente de ánima, alma, intención, espíritu, valor, energía. Y creo que más que animarse a dejarse transitar por el arte, a lo que debemos animarnos realmente es a librarnos de esos prejuicios. Una vez “animados ” a soltar, es imposible no bailar. Dejar ser al ser que hay dentro, esa es la meta. Julieta Fleitas.

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